Las semillas de sésamo o ajonjoli son originarias de la India y África. Su expansión al resto del mundo fue, en gran medida, gracias a los esclavos que eran llevados a América. Estos las utilizaban en multitud de platos, para espesar y dar sabor. Hoy en día, son una de las semillas más utilizadas en cocina y repostería internacional, sobre todo en la oriental. Las mujeres de la antigua Babilonia comían Halva, (mezcla de miel y semillas de sésamo) para prolongar su juventud y belleza. Los soldados romanos también la consumían, para aumentar su fortaleza y energía.